Ya no incomoda el ajuar en el laberinto.
Transmutaron las cloacas del profundo estiércol
Ya no hay tormentas que lloren en las salinas
derramando lágrimas de vampiros sedientos
Mis manos ya no enjugan arroyos de seres
inmisericorde.
Se acabaron las aguas fétidas...
Mercedes, como te comenté en facebook, visito tu blog. Realmente bonito y literario. Va muy en la línea de lo que a mí me inspira. ¡Felicidades!
ResponderEliminarGracias Carmen por estar.
ResponderEliminarUn abrazo.